viernes, 12 de julio de 2013

Tranquilidad

Muchas cosas han pasado desde mi última entrada y, como en cualquier día a día, ninguna realmente importante.

Me dediqué a estudiar para los exámenes: me centré sobre todo en francés, ya que me presentaba a dos niveles distintos. Y justo los días en que tenía los exámenes me puse enferma: conseguí aguantar la tanda de exámenes de la mañana (los de alemán), pero por la tarde ya no pude ir a los de francés. Y como eran convocatoria única no hay opción de recuperar en septiembre. Setenta euros malgastados en matrícula. Como si les hubiera prendido fuego a los billetes, igual.

Pero nadie puede controlar un dolor de estómago, así que intento no darle más importancia.

Al final, aprobé el curso presencial de francés y sólo suspendí dos de los cuatro exámenes de alemán, lo que dado la situación en la que los hice (unas punzadas en el estómago que me hacían rechinar los dientes) supongo que no es tan mal resultado. De todas formas, casi me alegro: al menos me obligará a ponerme cierta estructura de horarios para estudiar, cosa que voy a necesitar porque la idea es que el año próximo haré el curso intensivo de nivel intermedio (dos cursos en uno). Vamos, que tengo que clavar los codos.

Desde que acabé los exámenes mi vida ha consistido en leer, sin discriminar entre géneros, autores , libros buenos o malos. Leer, leer, leer, como en los viejos (y buenos) tiempos.

Sigo en contacto con gente, intento quedar a menudo: a veces me sigue costando horrores, pero ahora la mayoría de las veces me niego a pensar en que voy a tener que salir y hablar, pongo la mente en blanco hasta que estoy con la gente y la mayoría de las veces salgo bastante contenta. 

Mi madre está en un período de calma, no sé si porque no es temporada de huracanes o porque estoy en el ojo de uno, pero quien nos vea estos días por casa casi podría confundirnos con con una familia que se lleva bien.

¿Y yo? Yo voy viviendo el día a día, intentando no cabrear al karma, disfrutar de mis pequeños placeres y no pensar mucho, ni en el futuro ni en el pasado. De momento parece que funciona.

Siento no haber estado antes en el blog, pero como os habréis dado cuenta al leer la entrada, tampoco encontraba mucho qué contar. Como dijo Tolstoy:"las familias felices son todas iguales; las familias infelices lo son cada una a su manera".

1 comentario:

  1. ¡Felicidades! Igual son pequeñeces que se logran, pero logros al final. ¿Sabes algo? Claro que lo sabes, pero me gustar recordarlo: los libros son lo único que jamás te abandonará. No mueren, no se descargan, no se enfadan y ni siquiera les importa quién eres. Los libros son la mejor compañía que tenemos.

    Aunque, en mi caso, los mejores amigos sean los perros.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar