miércoles, 6 de marzo de 2013

Tomándome un respiro

O así estoy intentando pasar estos dos últimos días.

El viernes, ¡finalmente!, me dieron las notas de Francés: un 8,3.

O lo que es lo mismo, me liaron más la cabeza de lo que ya la tenía, muchas gracias por nada. Mi idea era la de intentar hacer dos cursos en uno y pasar en junio el examen de nivel intermedio. Para eso contaba con esta nota: si era alta, pues me decidía a intentarlo, si me veía más justa, me quedaba sólo con los exámenes de mi curso. ¿Y qué respuesta me da ese 8,3? Pues ninguna, porque aunque los exámenes me salieron mucho mejor de lo que la nota indica, la corrección se ha vuelto más exigente, por ejemplo, me han quitado casi 3 puntos en el examen escrito por pasarme de palabras (20 en concreto).

Así que me vine a casa cabreada y desilusionada, todo al mismo tiempo. Y mi forma de sobrellevarlo, como no, ha consistido en escurrir el bulto y no hacer nada en todo el fin de semana.

Y desde el lunes, mi cama vuelve a ser mi refugio. No he ido a clase, no he comido apenas, no he hecho nada. Y las ganas que tengo de que continúe así.

Pero no puede ser, acabaré dejándome arrastrar por las circunstancias y al final no me presentaré a ningún examen o intentaré pasar los mínimos estudiando la noche anterior.

Estoy cansada. Mentalmente. Estos días ni tan siquiera he leído, prefería mirar al techo, que es de un color gris ceniza que resulta perfecto para mi estado anímico.

Con respecto a las notas y a los exámenes de junio, al final supongo que me tiraré a la piscina. O lo intento y   admito la posibilidad del fracaso o no lo intento y ya doy el fracaso por hecho, así que iré a por ello. Lo malo es que una vez pague la matrícula, no me queda otra que aprobar, y con una nota medianamente buena, porque si no... cama y mirar al techo todo el verano.

Últimamente también estoy luchando cada día con las ganas de cortarme. Es esta insatisfacción eterna que llevo conmigo, que ya se ha convertido en una parte más de mí. Cada vez que pienso en lo que debería hacer o en lo que no hago, ahí aparece la imagen del corte. Llevo un año y medio, más o menos, sin autolesionarme, pero lo cierto es que tampoco sentía la  necesidad punzante de estos últimos días. Me digo a mí misma que no, que no soluciona nada, que de hecho el autolesionarme me vuelve todavía más enferma, que es un círculo vicioso, que si caigo ahora en la tentación estaré de nuevo en el punto de partida, que habré perdido todo este tiempo en que no lo he hecho... y me voy convenciendo.

El problema es que tengo ganas todos los días desde hace unas dos semanas y, al final, sólo será cuestión de tiempo el que caiga. Tengo cita con la psicóloga la próxima semana, a lo mejor se lo cuento. Aunque lo que la gente dice sobre la autolesión y nada todo es uno, aunque sean profesionales. Yo a mi psicóloga, por ejemplo, sé que le he dado mucha grima con este asunto (y eso que se lo cuento todo muy editado), al final te dice eso de "no lo hagas" y poco más...

Lo cierto es que no sé qué le voy a contar a la mujer esta vez. Procuro ser veraz, pero el final todo depende del momento en el que me pille: si tengo un buen día, no quiero hablar de mis problemas y si tengo un mal día no quiero ni estar delante de ella, mucho menos hablar... y el tiempo vuela y a veces salgo de la consulta con la sensación de haber perdido el tiempo. No sé, de todas formas mis padres me obligan a ir, así que la consulta no la puedo anular. A lo mejor se lo suelto todo, así, como lo estoy contando en esta entrada, sin pararme a leer lo que escribo ni a pensar si debo o no contarlo.

Bueno, lo dejo, menuda parrafada os he metido. Y mañana toca madrugar e ir a clase, a ver si aguanto otro mes y pico fingiendo que soy casi normal...

1 comentario:

  1. Cuéntaselo. Para algo vas. No sé, prueba por una vez a contarle todo lo que necesites soltar, sin "editar", tal vez te ayude contarselo a alguien (y no solamente escribiéndolo en un blog)... No sé, haz la prueba, si te va bien, pues sigue igual el resto de las consultas y si ves que no te sientes cómoda deja de hacerlo... pero pruébalo y cuéntaselo todo.

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